viernes, 30 de enero de 2015

CAPITULO 89




Cuando salgo momentos después, Salazar está esperando en la puerta del edificio.


—Señorita Chaves —saluda formalmente.


—Salazar —asiento en respuesta, y juntos nos dirigimos al Deli.


No me siento tan cómoda con Salazar como con Taylor. 


Continuamente vigila la calle mientras caminamos por la cuadra. En realidad me pone más nerviosa, y me encuentro a mí misma imitando sus acciones.


¿Está Lorena allí afuera? ¿O estamos infectados por la paranoia de Pedro? ¿Es parte de sus cincuenta tonos? Lo que daría por media hora de una cándida discusión con el Dr. Flynn para averiguarlo. No hay nada extraño, sólo el almuerzo en Seattle, gente corriendo por comida, comprando, encontrando amigos. Veo a dos mujeres jóvenes abrazarse cuando se encuentran.


Extraño a Lourdes. Sólo han pasado dos semanas desde que se fue de vacaciones, pero se sienten como las dos semanas más largas de mi vida. Ha pasado tanto, nunca me creerá cuando le diga. Bueno, contarle la versión editada, acatando el CDC.


Frunzo el ceño. Tendré que hablar con Pedro sobre eso. 


¿Qué sacaría Lourdes de todo ello? Me quedo en blanco ante el pensamiento. Quizás volverá con Lucas.


Siento una ola de excitación con la idea, pero creo que es improbable. Se mantendría con Gustavo de seguro.


—¿Dónde te quedas cuando estás esperando y mirando afuera? —le pregunto a Salazar mientras nos ponemos en la fila del almuerzo. Salazar está en frente de mí, mirando la puerta, monitoreando continuamente la calle y a cualquiera que entra.


Es enervante.


—Me siento en el café directamente al cruzar la calle, señorita Chaves.


—¿No se vuelve muy aburrido?


—No para mí, señora. Es lo que hago —dice duramente.


Me sonrojo.


—Lo lamento, no quería implicar… —Mi voz se sale de rumbo, entendiendo su expresión.


—Por favor, señorita Chaves. Mi trabajo es protegerla. Y eso es lo que haré.


—Así que, ¿no hay signos de Lorena?


—No, señora.


Frunzo el ceño.


—¿Cómo sabes cómo luce?


—La he visto en fotografías.


—Oh, ¿la tienes contigo?


—No señora. —Toca su cráneo—. Grabado en la memoria.


Por supuesto, realmente me gustaría examinar una fotografía de Lorena para ver como se veía antes de convertirse en la Chica Fantasma. Me pregunto si Pedro me dejaría tener una copia. Sí, probablemente… por mi seguridad. Trazo un plan, y mi subconsciente salta y asiente aprobatoriamente.



* * *


Los panfletos llegan de nuevo a la oficina, y tengo que decirlo, se ven genial. Llevo uno a la oficina de Jeronimo. Sus ojos se iluminan, y no sé si es por mí o por el panfleto.


Escojo creer que es el anuncio.


—Se ven genial, Paula. —Los revisa soñadoramente—. Sí, buen trabajo. ¿Verás a tu novio esta noche? —Sus labios se curvan mientras dice novio.


—Sí. Vivimos juntos. —Es casi verdad. Bueno, lo hacemos por el momento. Y he accedido a mudarme, así que no es más que una mentira blanca. Espero que sea suficiente para rechazarlo.


—¿Se negaría a dejarte venir a tomar una copa rápida esta noche? ¿Para celebrar tu arduo trabajo?


—Tengo un amigo que viene de visita esta noche, y saldremos todos a cenar. —Y estaré ocupada cada noche, Jeronimo.


—Ya veo —suspira, exasperado—. ¿Quizás cuando vuelva de Nueva York, huh? — Levanta una ceja con expectación, y su mirada se ensombrece sugerentemente.


Oh no. Sonrío, sin compromiso, ahogando un estremecimiento.


—¿Te gustaría algo de té o café?


—Café, por favor —Su voz es baja y áspera, como si estuviera pidiendo algo más.


Mierda. No retrocederá. Puedo verlo ahora. Oh… ¿Qué haré?


Dejo salir un suspiro de alivio cuando estoy fuera de su oficina. Me pone tensa.


Pedro tiene razón sobre él, y parte de mí está molesta porque Pedro tiene razón sobre él.


Me siento en mi escritorio y suena mi BlackBerry, un número que no reconozco.


—Paula Chaves.


—¡Hola Chaves! —la voz de Lucas me atrapa justo con la guardia baja.

—¡Lucas! ¿Cómo estás? —Casi me atraganto del deleite.


—Contento de estar de vuelta. Estoy repleto de sol y ponche de ron, y mi hermana pequeña enamorada sin remedio del grandote. Ha sido un infierno, Paula.


—¡Sí! Mar, arena, sol y ponche de ron suena como el Infierno de Dante —río—. ¿Dónde estás?


—Estoy en Sea-Tac, esperando mi equipaje. ¿Qué estás haciendo?


—Trabajando. Sí, estoy felizmente empleada —respondí a su sorpresa—. ¿Quieres venir a buscar las llaves? Puedo encontrarte luego en el departamento.


—Suena genial. Te veré en unos cuarenta y cinco minutos, quizás una hora. ¿Cuál es la dirección?


Le di la dirección de la AIPS.


—Te veré pronto, Lucas.


—Nos vemos —dice, y cuelga. ¿Qué? No, ¿Lucas también? Y me doy cuenta de que ha pasado una semana con Gustavo. Rápidamente envío un e-mail a Pedro



De: Paula Chaves.

Asunto: Visitantes de climas soleados.

Fecha: 14 de junio, 2014, 14:55

Para: Pedro Alfonso

Querido completa y absolutamente LIyE:


Lucas está de vuelta, y vendrá a buscar las llaves del departamento. Realmente me gustaría asegurarme de que se asiente bien. ¿Por qué no me buscas después del
trabajo? Podemos ir al departamento y luego ir TODOS a cenar, tal vez.

¿Invito yo?

Paula x
Aún LSI

Paula Chaves.

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial, AIPS



De: Pedro Alfonso
.
Asunto: Salida a cenar

Fecha: 14 de junio de 2014, 15:05

Para: Paula Chaves


Apruebo el plan. ¡Excepto la parte de que tú pagas!
Yo invito.
Te busco a las 6:00.

X

PD: ¡¡¡¡¿Por qué no estás usando tu BlackBerry?!!!!

Pedro Alfonso

Completa y absolutamente molesto, Gerente General, Empresas Alfonso Holdings Inc.



De: Paula Chaves

Asunto: Mandón.

Fecha: 14 de junio de 2014, 15:11

Para: Pedro Alfonso


Oh, no seas tan malhumorado.
Está todo en código.
Te veo a las 6:00
Paula x

Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial, AIPS.



De: Pedro Alfonso

Asunto: Mujer Exasperante.

Fecha: 14 de junio de 2014 15:18

Para: Paula Chaves


¡Malhumorado!
Te daré tu malhumorado.
Y espéralo.

Pedro Alfonso

Completa y absolutamente más molesto, pero sonriendo por alguna razón desconocida, Gerente General, Empresas Alfonso Holdings Inc.



De: Paula Chaves

Asunto: Promesas, promesas

Fecha: 14 de junio de 2014, 15:23

Para: Pedro Alfonso


Adelante, Sr. Alfonso.
Lo estoy esperando también. ;D
Paula x


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial, AIPS.


No contesta, pero no espero que lo haga. Lo imagino quejándose de las señales confusas, y el pensamiento me hace sonreír. Fantaseé brevemente sobre qué podría hacerme, pero me encontré moviéndome en mi silla. Mi subconsciente me mira con desaprobación sobre sus lentes de media luna… ponte a trabajar.



* * *


Un poco más tarde, mi teléfono vibra. Es Carola en la recepción.


—Hay un chico realmente lindo que quiere verte. Debemos salir a tomar algo alguna vez,Paula. Seguro conoces hombres guapos —susurra en complicidad a través del teléfono.


¡Lucas! Tomando las llaves de mi bolso, me apresuro al recibidor.


Santo mierda, cabello blanqueado y rubio por el sol, un bronceado para morir, y una mirada brillante me mira desde el sofá de cuero verde. Tan pronto como me ve, su boca se cae abierta, y está de pie viniendo hacia mí.


—Wow, Paula. —Me frunce el ceño mientras se inclina para abrazarme


—Te ves bien. —Le sonrío.


—Tú te ves… wow… diferente. Mucho más sofisticada. ¿Qué sucedió? ¿Cambiaste tu cabello? ¿Ropa? No lo sé, Chaves, ¡pero te ves ardiente!


Me sonrojo furiosamente


—Oh,Lucas, es mi ropa de trabajo —digo mientras Carola mira con una ceja arqueada y una pequeña sonrisa—. ¿Cómo estuvo Barbados?


—Divertido —dice


—¿Cuándo vuelve Lourdes?


—Ella y Gustavo vuelan el viernes. Van es serio el uno con el otro. —Lucas rueda sus ojos.


—La he extrañado.


—¿Sí? ¿Cómo has estado con el Sr. Mogul?


—¿Sr. Mogul? —suelto—. Bueno, ha sido interesante. Nos llevará a cenar esta noche.


—Genial —Lucas parece genuinamente complacido. ¡Uf!


—Ten. —Le doy las llaves—. ¿Tienes la dirección?


—Sí, nos vemos. —Se inclina y besa mi mejilla.


—¿La expresión de Gustavo?


—Sí, como que se te pega.


—Lo hace. Nos vemos. —Le sonrío mientras toma su gran mochila de al lado del sofá y sale del edificio.


Cuando giro, Jeronimo me está mirando de un lado del recibidor, su expresión ilegible.


Le sonrío brillantemente y vuelvo a mi escritorio, sintiendo sus ojos en mí todo el tiempo. Esto comienza a ponerme nerviosa. ¿Qué hago? No tengo idea. Deberé esperar a que vuelva Lourdes. Pronto idearía un plan. El pensamiento disipa mi humor y tomo el siguiente manuscrito.



* * *


A las cinco para las seis, mi teléfono suena. Es Pedro.


—Malhumorado aquí —dice y sonrío. Todavía es el Cincuenta juguetón. Mi Diosa interior está aplaudiendo con alegría como un niño pequeño.


—Bueno, ésta es la Loca Sexual Insaciable. ¿Supongo que estás afuera? — pregunto secamente.


—Lo estoy, de hecho, Señorita Chaves. Deseando verla. —Su voz es cálida y seductora, y mi corazón se hincha ampliamente.


—Lo mismo, Sr. Alfonso. Saldré de inmediato. —Cuelgo.


Apago mi computadora y reúno mi bolso y saco color crema.


—Me voy, Jeronimo —anuncio.


—De acuerdo, Paula. ¡Gracias por lo de hoy, cariño! Ten una gran noche.


—Tú también.


¿Por qué no puede ser así todo el tiempo? No lo entiendo.




* * *


El Audi está estacionado en la curva, y Pedro sale tan pronto como me aproximo. Se ha sacado su chaqueta, y está usando sus pantalones grises, mis favoritos, que cuelgan de sus caderas, de ese modo. ¿Cómo puede este dios griego ser para mí? Me encuentro sonriendo como una tonta en respuesta a su sonrisa idiota.


Ha pasado todo el día actuando como un novio enamorado, enamorado de mí.


Este adorable, complejo, impecable hombre está enamorado de mí, y yo de él. La alegría explota inesperadamente dentro de mí, y saboreo el momento mientras siento brevemente que podría conquistar el mundo.


—Señorita Chaves, se ve tan cautivadora como esta mañana. —Pedro me arrastra a sus brazos y me besa sonoramente.


—Sr. Alfonso, usted también.


—Vamos por tu amigo. —Me sonríe y abre la puerta.


Mientras Taylor se dirige al departamento, Pedro me cuenta de su día, uno mucho mejor que el de ayer, parece. Lo miro con adoración mientras intenta explicar una nueva barrera que el departamento de ciencia ambiental en la WSU en
Vancouver ha hecho. Sus palabras significan muy poco para mí, pero estoy cautivada por su pasión e interés en el asunto. Tal vez esto será así, buenos y malos días, y si los días buenos son así, no tendré mucho de qué quejarme. Me entrega una hoja de papel.


—Estos son los momentos que Claude tiene libres esta semana —dice.


¡Oh! El entrenador.


Mientras estacionamos en el edificio de mi departamento, saca su BlackBerry del bolsillo.


—Alfonso —responde—. Rosario, ¿qué pasa? —Escucha con intensidad, y puedo decir que es una conversación importante.


—Iré a buscar a Lucas. Serán dos minutos —modulo a Pedro y levanto dos dedos.


Asiente, obviamente distraído por la llamada. Taylor abre la puerta, sonriéndome con calidez. Le sonrío, incluso Taylor asiente. Presiono el interfono de la entrada y grito felizmente en él.


—¡Hola Lucas, soy yo! Déjame entrar.


La puerta suena y me dirijo arriba al departamento. Se me ocurre que no he estado allí desde la mañana del domingo. 


Parece demasiado atrás. Lucas ha dejado amablemente la puerta de adelante abierta. Entro al departamento y, no sé por qué, me detengo instintivamente tan pronto como pongo un pie dentro. Me tomo un momento para darme cuenta de que es porque la pálida, delgada figura parada en la isla de la cocina, sosteniendo un pequeño revólver es Lorena, y me está mirando impávidamente.





4 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyyy Dios mío ya quiero leer los caps que siguen. Divinos estos 3.

    ResponderEliminar
  2. Ay! La cortaste ahí! Tan tranquilo que venia todo! Muy buenos capítulos estos, y los que se vienen!

    ResponderEliminar
  3. Que susto ¡ ... y que lindos estos capítulos.. oh el Amor ♥

    ResponderEliminar