lunes, 2 de marzo de 2015
CAPITULO 190
Ya han pasado dos días desde nuestro picnic. Dos días desde la promesa de bien, quizás cuando lleguemos a casa lo hagamos. Pedro me sigue tratando como si estuviera hecha de cristal. Todavía no me deja ir a trabajar, así que he estado trabajando desde casa. Pongo la pila de cartas con dudas que he estado leyendo a un lado en mi escritorio y suspiro.
Pedro y yo no hemos estado de vuelta en la sala de juegos desde lo de la palabra de seguridad. Y él dijo que lo echa de menos. Bueno, yo lo hago... sobre todo ahora que quiere explorar mis límites. Me ruborizo, pensando en lo que podría conllevar. Echo un vistazo a la mesa de billar... Sí, no puedo esperar para explorarlos.
Mis pensamientos son interrumpidos por una suave y lírica música que llena el apartamento. Pedro está tocando el piano, no uno de sus lamentos habituales, sino una dulce melodía, una melodía de esperanza, que reconozco, pero nunca le he oído tocar.
Voy de puntillas al arco de la gran sala y veo a Pedro en el piano. Es el atardecer. El cielo es de un opulento color rosa, y la luz se refleja en su pelo bruñido de cobre. Se ve impresionantemente hermoso, concentrándose mientras toca, sin darse cuenta de mi presencia. Ha estado tan próximo en los últimos días, tan atento, ofreciendo pequeñas ideas en su día, sus pensamientos, sus planes. Es como si hubiera roto una presa y comenzado a hablar.
Sé que vendrá a verme dentro de unos minutos, y me da una idea.
Emocionada, huyo, con la esperanza de que aún no se haya fijado en mí, y corro hacia nuestra habitación, quitándome la ropa, hasta que estoy usando nada más que ropa interior de encaje de color azul pálido.
Encuentro una camiseta de color azul pálido y me meto en ella rápidamente. Eso ocultará mis golpes. Buceando en el armario, saco los desteñidos jeans de Pedro, los de su sala de juegos, mis jeans favoritos, del cajón. De mi mesa de noche recojo mi BlackBerry, doblo los jeans cuidadosamente, y me arrodillo junto a la puerta del dormitorio. La puerta está entreabierta, y puedo escuchar los acordes de una pieza, que no conozco. Pero es otra canción esperanzadora, es encantadora.
Rápidamente le escribo un correo electrónico
De: Paula Alfonso
Asunto: El placer de mi esposo
Fecha: 21 de septiembre de 2014 20:45
Para: Pedro Alfonso
Señor
Espero sus instrucciones.
Suya siempre
Sra. A x
Pulso enviar.
Unos momentos más tarde la música se detiene abruptamente. Mi corazón se tambalea y empieza a golpear.
Espero y espero y, finalmente, mi BlackBerry vibra.
De: Pedro Alfonso
Asunto: El placer de mi esposo <——— amo ese título nena.
Fecha: 21 de septiembre de 2014 20:48
Para: Alfonso
Sra. A
Estoy intrigado. Voy a buscarte.
Estate preparada.
Pedro Alfonso
Anticipativo Gerente General, Alfonso Empresas Holdings Inc.
¡Estate preparada! Mi corazón empieza a latir con fuerza y empiezo a contar.
Treinta y siete segundos después la puerta se abre. Estoy mirando hacia abajo a sus pies desnudos mientras hace una pausa en el umbral. Hmm.
No dice nada. Por siglos no dice nada. Oh, mierda. Me resisto a la tentación de mirarlo a los ojos y mantengo mis ojos bajos.
Por último, se agacha y recoge sus jeans. Se queda en silencio, pero se dirige hacia el armario y yo me quedo inmóvil. Oh por Dios... esto es. Mi corazón está impotente, y me entusiasma la descarga de adrenalina picando a través de mi cuerpo. Me retuerzo mientras mi emoción crece.
¿Qué va a hacer para mí? Unos momentos más tarde está de vuelta, usando los jeans.
—¿Así que quieres jugar? —murmura.
—Sí.
No dice nada, y corro el riesgo de una rápida mirada... a sus jeans, sus muslos vestidos de algodón, el bulto blando en la bragueta abierta, el botón en la cintura, su rastro feliz, su ombligo, su abdomen cincelado, su pelo en el pecho, sus ardientes ojos grises, y su cabeza inclinada hacia un lado.
Está arqueando una ceja. Oh, mierda.
—¿Sí qué? —susurra.
Oh.
—Sí, Señor.
Sus ojos se ablandan. —Buena chica —murmura, y me acaricia la cabeza—. Creo que será mejor que te lleve arriba ahora —añade. Mis entrañas se retuercen, y aprietan el vientre de esa deliciosa manera.
Toma mi mano y le sigo a través del piso y las escaleras.
Fuera de la puerta del cuarto de juegos, se detiene, se inclina y me besa suavemente antes de agarrar mi cabello con fuerza.
—Sabes, estás cubriendo la parte inferior —murmura contra mis labios.
—¿Qué? —No entiendo lo que está hablando.
—No te preocupes. Viviré con eso —susurra, divertido, y pasa su nariz a lo largo de mi mandíbula y suavemente muerde mi oreja—. Una vez dentro, te arrodillas, como te he enseñado.
—Sí... Señor.
Él mira hacia mí, los ojos brillantes de amor, admiración, y malos pensamientos.
Por Dios... La vida nunca va a ser aburrida con Pedro, y estoy en esto a largo plazo. Me encanta este hombre: mi esposo, mi amante, el padre de mi hijo, mi a veces Dominante... mi Cincuenta Sombras.
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Me encantaron los caps. Me encanta que Pedro se sienta como más relajado con respecto a blip
ResponderEliminarEspectaculares los 3 caps de hoy!!! Bah, como toda la historia nena.
ResponderEliminarQue hermosos capitulos ... y me encanta q este mas amoroso hablan do del bebé !
ResponderEliminarHermosos capítulos! cada cosa en su lugar! ya termina esta historia tan atrapante :(
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