jueves, 29 de enero de 2015

CAPITULO 85





Los dos estamos en el baño de Pedro, uno frente al otro, hundidos hasta la barbilla dentro de la espuma, el dulce aroma a jazmín envolviéndonos. Pedro está masajeando mi pie, uno a la vez. Se siente tan bien que debería ser ilegal.


—¿Te puedo preguntar algo? —murmuro.


—Por supuesto. Lo que sea, Paula, lo sabes.


Tomo una respiración profunda y me siento, pestañeando un poco.


—Mañana, cuando vaya al trabajo. ¿Puede Salazar solo dejarme en la puerta de la oficina y luego recogerme al final del día? Por favor, Pedro. Por favor — imploro.


Sus manos se detienen mientras su frente se arruga.


—Creo que nos pusimos de acuerdo —rezonga.


—Por favor —le ruego.


—¿Qué pasa con la hora del almuerzo?


—Voy a hacer algo para llevar desde aquí, así no tengo que salir, por favor.


Besa mi empeine.


—Me resulta muy difícil decirte no —murmura como si sintiera que esta es una falla de su parte—. ¿No vas a salir?


—No.


—Está bien.


Le sonrío con alegría.


—Gracias. —Me pongo sobre mis rodillas, salpicando agua por todas partes, y lo beso.


—Eres bienvenida, señorita Chaves. ¿Cómo está tu trasero?


—Duele. Pero no es tan malo. El agua es relajante


—Me alegro de que me dijeras que parara —dice, mirándome.


—También mi trasero.


Sonríe.



* * *


Me tiendo en la cama, muy cansada. Son solo las diez treinta, pero se siente como las tres de la mañana. Este tiene que ser uno de los fines de semana más agotadores de mi vida.


—¿No te proporcionó la Sra. Acton cualquier ropa de noche? —pregunta Pedrosu voz mezclada con desaprobación mientras me mira fijamente.


—No tengo ni idea. Me gusta usar tus camisetas —murmuro, soñolienta.


Su rostro se ablanda, se inclina y me besa en la frente.


—Tengo que trabajar. Pero no quiero dejarte sola. ¿Puedo usar tu ordenador portátil para conectarme a la oficina? ¿Te molestaré si trabajo desde aquí?


—No es mi ordenador portátil. —Voy a la deriva.




* * *


La alarma hace clic encendiéndose, sorprendiéndome al despertar con las noticias del tráfico. Pedro sigue durmiendo a mi lado. Frotando mis ojos, miro el reloj.


Seis treinta, demasiado temprano.


Afuera está lloviendo, por primera vez en mucho tiempo, y la luz está apagada y suave. Estoy muy acogedora y cómoda en este vasto y moderno monolito con Pedro a mi lado. 


Me estiro y giro hacia este delicioso hombre a mi lado. Sus ojos saltan abiertos y parpadea adormilado.


—Buenos días. —Sonrío y acaricio su rostro, inclinándome para besarlo.


—Buenos días, nena. Suelo despertar antes de que la alarma se apague — murmura con asombro.


—Está programada demasiado temprano.


—Eso es todo, señorita Chaves. —Pedro sonríe—. Tengo que levantarme. — Me besa, y luego se levanta y está fuera de la cama. Descanso de regreso a las almohadas. Guau, despertando en un día de la escuela junto a Pedro Alfonso.


¿Cómo sucedió todo esto? Cierro los ojos y dormito.


—Vamos, dormilona, levántate. —Pedro se inclina sobre mí. Está afeitado, limpio, fresco —Mmm, huele tan bien— en una impecable camisa blanca y traje negro, sin corbata, el Gerente General está de vuelta. Santo cielo, se ve bien con
esto, también.


—¿Qué? —pregunta.


—Deseo que regreses a la cama.


Sus labios se separan, sorprendido por mi insinuación, y sonríe casi con timidez.


—Eres insaciable, señorita Chaves. Por muy atractiva que sea la idea, tengo una reunión a las ocho y media, así que me tengo que ir dentro de poco.


Oh, he dormido por otra hora más o menos. Mierda. Salto de la cama, para gran diversión de Pedro.



* * *


Me doy una ducha y visto rápidamente, usando la ropa que me propuse ayer: una ajustada falda línea de color gris pálido, con una pálida blusa gris de seda y zapatos negros con tacones altos, toda la atención en mi nuevo vestuario. 


Me cepillo el cabello y con cuidado lo pongo para arriba, y luego camino a la gran sala, sin saber realmente qué esperar. ¿Cómo voy a ir a trabajar?


Pedro está tomando un café en la barra del desayuno. La señora Jones está en la cocina haciendo panqueques y tocino.


—Estás preciosa —murmura Pedro. Envolviendo un brazo a mi alrededor, me besa en la oreja. Por el rabillo de mi ojo, atrapo la sonrisa de la señora Jones. Me ruborizo.


—Buenos días, señorita Chaves —dice mientras coloca los panqueques y tocino delante de mí.


—Oh, gracias. Buenos días —murmuro. Por Dios, me podría acostumbrar a esto.


—El señor Alfonso dice que le gustaría llevar el almuerzo con usted al trabajo. ¿Qué le gustaría comer?


Echo un vistazo a Pedro, quien está haciendo un gran esfuerzo para no sonreír.


Reduzco mis ojos hacía él.


—Un sándwich... ensalada. Realmente no importa. —Sonrío a la señora Jones.


—Voy a empacar algo de comida crujiente para llevar, señora.


—Por favor, señora Jones, llámeme Paula


—Paula. —Sonríe y se vuelve a hacerme un té.


Guau... esto es genial.


Me doy vuelta y ladeo mi cabeza hacia Pedro, desafiándolo, a continuar, a acusarme de coquetear con la señora Jones.


—Me tengo que ir, nena. Taylor volverá y te dejara en el trabajo con Salazar.


—Sólo en la puerta.


—Sí. Sólo en la puerta. —Pedro rueda los ojos—. Ten cuidado, sin embargo.


Miro a mí alrededor y espío a Taylor de pie en la puerta de entrada. Pedro se para y me besa, agarrando mi barbilla.


—Hasta más tarde, nena.


—Que tengas un buen día en la oficina, querido —llamo detrás de él. Se vuelve y me dispara su hermosa sonrisa, entonces se ha ido. La señora Jones me da una taza de té, y de repente me siento incómoda con apenas nosotras dos aquí.


—¿Cuánto tiempo ha trabajado para Pedro? —pregunto, pensando que debería hacer algún tipo de conversación.


—Cuatro años más o menos —dice gratamente, mientras se pone a hacer mi almuerzo.


—Sabe, yo puedo hacer eso —murmuro, avergonzada de que ella deba estar haciendo esto por mí.


—Come tu desayuno, Paula. Esto es lo que yo hago. Lo disfruto. Es agradable a la vista después de alguien que no sea el Sr. Taylor y el Sr. Alfonso. —Me sonríe muy dulcemente.


Mis mejillas se sonrojan con placer, y quiero bombardear con preguntas a esta mujer. Ella debe saber mucho sobre Cincuenta, y aunque sus maneras son cálidas y acogedoras, también es muy profesional. Sé que sólo voy a avergonzarnos a las dos si me pongo a interrogarla, así que termino mi desayuno en un silencio bastante cómodo, interrumpido sólo por sus preguntas sobre mis preferencias de alimentos para el almuerzo.


Veinticinco minutos más tarde, Salazar aparece en la entrada de la gran sala. Me he lavado los dientes, y estoy esperando para irnos. Agarrando mi bolsa de papel marrón con el almuerzo —ni siquiera puedo recordar a mi madre haciendo esto por mí— Salazar y yo nos dirigimos a la primera planta a través del ascensor. Está muy taciturno, también, sin dar nada de distancia. Taylor está esperando en el Audi, y me subo en el asiento trasero cuando Salazar abre la puerta.


—Buenos días, Taylor —digo alegremente.


—Señorita Chaves. —Sonríe.


—Taylor, lo siento por lo de ayer y mis comentarios inapropiados. Espero que no te metiera en problemas.


Taylor frunce el ceño con desconcierto hacía mí en el espejo retrovisor mientras sale al tráfico de Seattle.


—Señorita Chaves, estoy rara vez en problemas —dice tranquilizador.


Ah, bien. Tal vez Pedro no le echo la bronca. Sólo a mí, entonces pienso con amargura.


—Me alegro de oírlo, Taylor. —Sonrío.



* * *


Jeronimo me mira, evaluando mi aspecto, mientras hago mi camino a mi escritorio.


—Buenos días, Paula. ¿Buen fin de semana?


—Sí, gracias. ¿Tú?


—Fue bueno. Instálate, tengo trabajo para que hagas.


Asiento con la cabeza y me siento en mi computadora. 


Parecen años desde que estuve en el trabajo. Enciendo el equipo, y enciendo mi programa de correo electrónico y, por supuesto, hay un correo electrónico de Pedro.


De: Pedro Alfonso

Asunto: Jefe

Fecha: 13 de junio de 2014 08:24

Para: Paula Chaves


Buenos días, señorita Chaves.


Sólo quería darte las gracias por un maravilloso fin de semana, a pesar de todo el drama. Espero que nunca te vayas, nunca.
Y sólo para recordarte que las novedades de la AIPS están embargadas por cuatro semanas.
Elimina este mensaje de correo electrónico tan pronto como lo hayas leído.
Tuyo
Pedro Alfonso.


Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc. y el jefe del jefe de tu jefe.


¿Espero que nunca te vayas? ¿Quiere que me mude? Santo cielo... Apenas conozco a ese hombre. Presiono la tecla suprimir.


De: Paula Chaves

Asunto: Jefecito

Fecha: 13 de junio de 2014: 09:03

Para: Pedro Alfonso

Estimado Sr. Alfonso


¿Me estás pidiendo vivir contigo? Y, por supuesto, me acordé de que la evidencia de tus épicas capacidades de acecho están embargadas por otras cuatro semanas.
¿Debo hacer un cheque para Coping Together y enviárselo a tu papá? Por favor, no elimines este correo electrónico. Por favor, responde al mismo.


TA xxx


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial, AIPS


—¡Paula! —Jeronimo me hace saltar.


—Sí. —Me ruborizo y Jeronimo me frunce el ceño.


—¿Todo bien?


—Claro. —Me levanto y llevo mi cuaderno de notas a su oficina.


—Bueno. Como probablemente recuerdes, me voy a la Coordinación del Simposio de Ficción en Nueva York el jueves. Tengo boletos y reservaciones, pero me gustaría que vinieras conmigo.


—¿A Nueva York?


—Sí. Tendremos que irnos el miércoles y pasar la noche. Creo que lo encontrarás una experiencia muy educativa. —Sus ojos se oscurecen, mientras lo dice, pero su sonrisa es cortés—. ¿Harías los arreglos de viaje necesarios? ¿Y reservar una habitación adicional en el hotel donde me hospedo? Creo que Sabrina, mi asistente anterior, dejó todos los detalles prácticos en alguna parte.


—Está bien. —Sonrío tristemente a Jeronimo.


Mierda. Vago de vuelta a mi escritorio. Esto no va a ir bien con Cincuenta, pero el hecho es que quiero ir. Suena como una oportunidad real, y estoy segura de poder mantener a Jeronimo con el brazo extendido, si ese es su motivo ulterior. 


De vuelta en mi escritorio hay una respuesta de Pedro.


De: Pedro Alfonso

Asunto: ¿Jefecito, yo?

Fecha: 13 de junio de 2014 09:07

Para: Paula Chaves


Sí. Por favor.

Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.


Por Dios... quiere que me mude con él. Oh, Pedro, esto es demasiado pronto.


Pongo mi cabeza en mis manos para tratar de recuperar mi ingenio. Esto es todo lo que necesito después de mi extraordinario fin de semana. No he tenido un momento para mí para pensar y entender todo lo que he experimentado y descubierto estos dos últimos días.


De: Paula Chaves

Asunto: Absurdo

Fecha: 13 de junio de 2014: 09:20

Para: Pedro Alfonso


Pedro


¿Qué sucedió con caminar antes de correr?
¿Podemos hablar de esto esta noche, por favor?
Me han pedido ir a una conferencia en Nueva York el jueves.
Esto significa pasar la noche del miércoles.
Sólo pensé que debes saber.
Px
Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS




De: Pedro Alfonso

Asunto: ¿QUÉ?

Fecha: 13 de junio de 2014 09:21

Para: Paula Chaves


Sí. Vamos a hablar esta noche.
¿Te vas por tu cuenta?

Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.



De: Paula Chaves

Asunto: ¡No gritonas letras mayúsculas en negrita en un lunes por la mañana!

Fecha: 13 de junio de 2014: 09:30

Para: Pedro Alfonso


¿Podemos hablar esta noche?

Px

Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS



De: Pedro Alfonso

Asunto: No me has visto gritón aún.

Fecha: 13 de junio 2014 09:35

Para: Paula Chaves


Dime.


Si es con el desaseado lame bolas con quién trabajas, entonces la respuesta es no, por encima de mi cadáver.


Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.



Mi corazón se hunde. Mierda, es como mi papá.




De: Paula Chaves

Asunto: No, TÚ no me has visto gritona aún.

Fecha: 13 de junio de 2014 09:46

Para: Pedro Alfonso


Sí. Es con Jeronimo.
Quiero ir. Es una oportunidad emocionante para mí.
Y nunca he estado en Nueva York.
No dejes que tus calzoncillos giren.


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS




De: Pedro Alfonso

Asunto: No, TÚ no me has visto griton aún.

Fecha: 13 de junio de 2014 09:50

Para: Paula Chaves


Paula
No son mis jodidos calzoncillos los que me preocupan.
La respuesta es NO.


Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.


—¡No! —le grito a mi computadora, haciendo que toda la oficina llegue a un punto muerto y me mire. Jeronimo se asoma desde su oficina.


—¿Está todo bien,Paula?


—Sí. Lo siento —murmuro—. Yo eh… simplemente no guarde un documento. — Estoy roja de vergüenza. Me sonríe, pero con una expresión de desconcierto. Tomo varias respiraciones profundas y rápidamente escribo una respuesta. Estoy tan molesta.




De: Paula Chaves

Asunto: Cincuenta Tonos

Fecha: 13 de junio de 2014 09:55

Para: Pedro Alfonso 


Pedro
Necesitas controlarte
NO voy a dormir con Jeronimo, ni por todo el té de China.
TE AMO. Esto es lo que sucede cuando las personas se aman.
Ellos CONFÍAN unos en otros.
No creo que tú vayas a DORMIR, AZOTAR, JODER o FUSTIGAR a alguien más.
Tengo FE y CONFIANZA en ti.
Por favor, extiende la misma CORTESÍA hacía mí.


Paula

Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS


Me siento la espera de su respuesta. Nada llega. Llamo a la línea aérea y reservo un boleto para mí, lo que garantiza que estoy en el mismo vuelo que Jeronimo. Escucho el ping de correo nuevo.


De: Mitre, Eleonora

Asunto: Cita Almuerzo

Fecha: 13 de junio de 2014 10:15

Para: Paula Chaves


Querida Paula:

Realmente me gustaría ir a comer contigo. Creo que nos dimos con el pie equivocado, y me gustaría hacer lo correcto. ¿Estás libre algún momento esta semana?


Eleonora Mitre


¡Santa mierda! No la Sra. Robinson. ¿Cómo demonios descubrió mi dirección de correo electrónico? Pongo mi cabeza en mis manos. ¿Este día puede ponerse peor?


Mi teléfono suena y levanto cansadamente mi cabeza de mis manos y respondo, echando un vistazo al reloj. Son sólo las diez y veinte, y ya desearía no haber dejado la cama de Pedro


—Oficina de Jeronimo Hernandez, Paula Chaves hablando.


Una voz dolorosamente familiar gruñe hacia mí.


—¿Podrías por favor borrar el último correo electrónico que me enviaste y tratar de ser un poco más prudente en el lenguaje que utilizas en el correo electrónico del trabajo? Te lo dije, el sistema está supervisado. Voy a tratar de hacer algún control de daños desde aquí. —Cuelga.


Joder… Me siento mirando al teléfono. Pedro me colgó. 


Ese hombre está pisoteando sobre mi incipiente carrera, y, ¿me cuelga? Miro enfurecida al receptor y si no estuviera completamente inanimado, sé que se marchitaría de horror bajo mi mirada fulminante.


Abro mi correo electrónico y borro el que le envié. No es tan malo. Sólo mencioné nalgadas y, bueno azotes. Caray, si está tan avergonzado, malditamente no debería hacerlo. 


Recojo mi BlackBerry y llamo a su móvil.


—¿Qué? —chasquea.


—Voy a Nueva York te guste o no —siseo.


—No cuentes…


Cuelgo, cortándolo a mitad de la oración. La adrenalina está corriendo a través de mi cuerpo. Ahí… se lo dije. Estoy tan enojada.


Tomo una profunda respiración, tratando de componerme. 


Cierro mis ojos, imagino que estoy en mi lugar feliz. Hum… un camarote con Pedro. Sacudo la imagen fuera, estoy muy enojada con Cincuenta ahora para que esté en cualquier
lugar cerca de mi lugar feliz.


Abriendo mis ojos. Me estiro con tranquilidad hacia mi portátil recorro cuidadosamente a través de mi lista de tareas pendientes. Tomo una larga, profunda respiración, mi equilibrio restaurado.


—¡Paula! —grita Jack, alarmándome—. ¡No reserves ese vuelo!


—Oh, demasiado tarde. Ya lo he hecho —respondo mientras sale de su oficina con grandes zancadas hacia mí. 


Se ve enojado.


—Mira, está pasando algo. Por alguna razón, repentinamente, todos los gastos de viaje y hospedaje para el personal tienen que ser aprobados por altos directivos.
Esto ha venido justo desde la parte superior. Estoy subiendo para ver al viejo Roach. Aparentemente, sólo se ha implementado una moratoria sobre todos los gastos. No lo entiendo. —Jeronimo aprieta el puente de su nariz y cierra los ojos.


La mayoría de la sangre se drena desde mi cara y nudos se forman en mi estómago. ¡Cincuenta!


—Toma mis llamadas. Voy a ir a ver lo que Roach tiene que decir. —Guiña hacia mí y sale dando zancadas para ver a su jefe… no, el jefe de su jefe.


Maldita Sea. Pedro Alfonso… Mi sangre empieza a hervir nuevamente.


De: Paula Chaves

Asunto: ¿Qué has hecho?

Fecha: 13 de Junio, 2014 10:43

Para:Pedro Alfonso


Por favor dime que no interferiste en mi trabajo.
Realmente quería ir a esa conferencia.
No debería tener que preguntarte.
Ya borré el correo electrónico ofensivo.


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez. Coordinador Editorial AIPS.



De: Pedro Alfonso

Asunto: ¿Qué has hecho?

Fecha: 13 de Junio, 2014 10:46

Para: Paula Chaves


Solo estoy protegiendo lo que es mío.
El correo electrónico que tan desconsideradamente enviaste está borrado del servidor de AIPS ahora, como mis correos para ti.
Por lo demás, confío en ti, implícitamente. Es en él en quien no confío.

Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.


Reviso a ver si todavía tengo sus correos electrónicos y han desaparecido. La influencia de este hombre no conoce límites. ¿Cómo lo hace? ¿A quién conoce que puede ahondar sigilosamente en las profundidades de los servidores de AIPS y remover los correos electrónicos? 


Estoy tan fuera de mi liga aquí.


De: Paula Chaves

Asunto: Crece

Fecha: 13 de Junio, 2014 10:43

Para: Pedro Alfonso


Pedro:


No necesito protección de mi propio jefe.
Él puede intentar conquistarme, pero voy a decir que no.
No puedes interferir. Está mal y es controlador en tantos niveles.


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS



De: Pedro Alfonso

Asunto: La Respuesta es NO

Fecha: 13 de Junio, 2014 10:50

Para: Paula Chaves


Paula
He visto cuan “efectiva” eres rechazando la atención no deseada. Recuerdo que así es como tuve el placer de pasar mi primera noche contigo. Al menos el fotógrafo tiene sentimientos por ti. Por otro lado, el desaseado lame bolas, no. Él es un mujeriego serial y tratará de seducirte. Pregúntale qué sucedió con su anterior AP y con la anterior a esa.
No quiero pelear sobre esto.
Si quieres ir a Nueva York, yo te llevaré. Podemos ir este fin de semana. Tengo un apartamento allí.

Pedro Alfonso

Gerente General,Alfonso Enterprises Holdings Inc.


¡Oh Pedro! Ese no es el punto. Es tan malditamente frustrante. Y por supuesto, tiene un apartamento allí. ¿Dónde más posee propiedades? Confío en él para mencionar a José. ¿Viviré siempre así de bajo? Estaba borracha, por todos los cielos. No me emborracharé con Jeronimo.


Agito mi cabeza hacia la pantalla, pero imagino que no puedo seguir discutiendo con él por correo electrónico. Tendré que esperar mi tiempo hasta esta noche.


Compruebo el reloj. Jeronimo no vuelve todavía de su reunión con Jerry, y necesito tratar con Eleonora. Leo su correo electrónico nuevamente y decido que la mejor manera de manejar esto es enviárselo a Pedro


Dejarlo concentrarse en ella en vez de en mí.


De: Paula Chaves

Asunto: FW52 Cita de almuerzo o irritante equipaje

Fecha: 13 de Junio, 2014 11:15

Para: Pedro Alfonso


Pedro:


Mientras has estado ocupado interfiriendo en mi carrera y salvando tu trasero de mis envíos descuidados, recibí el siguiente correo electrónico de la Sra. Mitre.
Realmente no quiero conocerla… incluso si quisiera, no tengo permitido dejar este edificio. Cómo consiguió hacerse con mi correo electrónico, no lo sé. ¿Qué sugieres que haga? Su correo electrónico está debajo:

Querida Paula, realmente me gustaría almorzar contigo. Creo que hemos empezado con mal pie y me gustaría hacerlo bien. ¿Estás libre en algún momento esta semana?
Eleonora Mitre

Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS




De: Pedro Alfonso

Asunto: Irritante Equipaje

Fecha: 13 de Junio, 2014 11:23

Para: Paula Chaves


No estés enojada conmigo. Tengo tus mejores intereses en el corazón.
Si algo te pasara, nunca me podría perdonar.
Trataré con la Sra. Mitre.

Pedro Alfonso

Gerente General, Alfonso Enterprises Holdings Inc.



De: Paula Chaves

Asunto: Después

Fecha: 13 de Junio, 2014 11:32

Para: Pedro Alfonso


¿Podemos, por favor, discutir esto esta noche?
Estoy tratando de trabajar y tu constante interferencia es muy distractora.


Paula Chaves

Asistente de Jeronimo Hernandez, Coordinador Editorial AIPS


Jeronimo regresa después de mediodía y me dice que Nueva York está anulada para mí aunque él todavía va y que no hay nada que pueda hacer para cambiar la política del personal directivo. Da zancadas hasta su oficina, cierra de un portazo, obviamente furioso. ¿Por qué está tan enojado?


En el fondo, sé que sus intenciones son menos honorables, pero estoy segura de que puedo tratar con él, y me pregunto qué sabe Pedro acerca de las anteriores AP de Jeronimo. Dejo esos pensamientos y continúo con algo de trabajo, pero decido tratar de hacer que Pedro cambie de opinión, aunque las perspectivas son sombrías.


A la 1 en punto, Jeronimo asoma su cabeza fuera de la puerta de la oficina.


—Paula, por favor ¿podrías ir y buscarme algo para comer?


—Seguro. ¿Qué le gustaría?


—Pastrami en centeno, mantén la mostaza. Te daré el dinero cuando estés de vuelta.


—¿Algo para beber?


—Coca-cola por favor. Gracias Paula. —Se dirige de vuelta a su oficina mientras alcanzo mi bolso.


Mierda. Le prometí a Pedro que no saldría. Suspiro. Nunca sabrá y voy a ser rápida.


Carola, de recepción, me ofrece su paraguas ya que todavía está lloviendo a cántaros. Mientras salgo por las puertas principales, halo mi chaqueta alrededor y doy una mirada furtiva en ambas direcciones desde debajo del excesivamente amplio paraguas de golf. Nada parece mal. 


No hay señal de la Chica Fantasma.


Marcho animadamente, y espero que discretamente, bajando la cuadra para el Deli. Sin embargo, cuánto más cerca llego al Deli, más incrementa la sensación escalofriante de que estoy siendo observada y no sé si es mi paranoia intensificada o una realidad. Mierda. 


Espero que no sea Lorena con una pistola.


Es sólo tu imaginación… chasquea mi subconsciente. 


¿Quién diablos te querría disparar?


En quince minutos, estoy de regreso, segura, sana pero aliviada. Creo que la paranoia extrema de Pedro y su vigilancia sobreprotectora están empezando a llegar a mí.


Mientras llevo el almuerzo de Jeronimo hacia él, levanta la mirada desde el teléfono.


—Paula, gracias. Ya que no vienes conmigo, voy a necesitar que trabajes hasta tarde. Necesitamos tener estos informes listos. Espero que no tengas planes. —Sonríe hacia mí cálidamente y me ruborizo.


—No, está bien —digo, con una sonrisa brillante y un hundimiento en el corazón.


Esto no va a salir bien. Pedro va a enloquecer, estoy segura.


Mientras regreso a mi escritorio decido no decírselo inmediatamente, de lo contrario podría tener tiempo para interferir de alguna manera. Me siento y como el sándwich de ensalada de pollo que la Sra. Jones hizo para mí. Está delicioso.


Hace un sándwich fantástico.


Por supuesto, si me mudo con Pedro, ella haría almuerzo para mí cada día de la semana. La idea es inquietante. 


Nunca he tenido sueños de obscena riqueza y todo lo que la acompaña… sólo amor. Encontrar a alguien que me ame y no intente controlar cada movimiento mío. El teléfono suena.


—Oficina de Jeronimo Hernandez…


—Me aseguraste que no saldrías —Pedro me interrumpe, su voz fría y dura.


Mi corazón se hunde por millonésima vez este día. Mierda. 


¿Cómo demonios sabe?


—Jeronimo me envió fuera por algo de almuerzo. No podía decir que no. ¿Me tienes vigilada? —Mi cuero cabelludo pica con la idea. No sorprende que me sentí tan paranoica… alguien me estaba mirando. El pensamiento me pone furiosa.


—Esto es por lo que no quería que volvieras a trabajar —chasquea Pedro.


Pedro por favor. Estás siendo… —Tan Cincuenta—. Tan sofocante.


—¿Sofocante? —susurra, sorprendido.


—Sí. Tienes que parar esto. Hablaré contigo esta noche. Lamentablemente, tengo que trabajar hasta tarde porque no puedo ir a Nueva York.


—Paula, no quiero sofocarte —dice en voz baja, consternado.


—Bueno, lo eres. Tengo trabajo que hacer. Hablaré contigo más tarde. — Cuelgo, sintiéndome drenada y vagamente deprimida





No hay comentarios:

Publicar un comentario